Capitulo 3
El atardecer cubrió el campo sin que ella se diera cuenta.
ALfheim recorría un ciclo de día y noche en dieciséis horas, así que no estaba sincronizado
con el mundo real. Eran más de las 5PM en este momento, así que los cielos aún debían ser
azules en esta temporada cuando el solsticio de verano había transcurrido, pero incluso la
posluminiscencia se había extinguido en el hogar de las hadas.
El octavo piso de Aincrad era un piso de bosques. El tercer piso también tenía a los
bosques como tema, pero, comparado con ese piso, donde había más que unos pocos
pastizales y superficies rocosas, el octavo piso estaba repleto de bosques. Después de todo, no
existía nada que se consideraría tierra allí. Agua sin profundidad cubría la superficie del piso,
dejándola intransitable, y los jugadores tenían que utilizar los senderos suspendidos que
servían como sustitutos para eso, los árboles descomunalmente enormes (por supuesto,
mucho más pequeños que el Árbol del Mundo Yggdrasil) que extendían sus gruesas ramas por
todas partes o los puentes de suspensión artificiales también construidos en todos lados, para
movilizarse.
En el antiguo SAO, caer descuidadamente significaba buscar un árbol con una escalerilla y
atravesar el agua, pero ya no era un tema de preocupación. Asuna salió del enorme árbol
negro incinerado que servía como el recipiente del Dungeon e ignorando la escalera espiral
ubicada en el árbol a su lado, agitó fuertemente las alas de su espalda.
El Dungeon no era lo único quemado como el carbón; los árboles de los alrededores
también estaban quemados, debido a la labor del nuevo jefe del piso. Wadjet, la deidad
serpiente de las llamas —o eso relataba la historia. El jefe de los viejos tiempos era un ser
completamente diferente y los árboles de esta área también eran completamente verdes, así
que los diseñadores del mapa de la nueva compañía de administración, Ymir, probablemente
se esforzaron mucho para quemarlos.
Ascendiendo cerca de cincuenta metros en casi línea recta, ella voló horizontalmente
cuando la vista se amplió hasta cierto punto. Las copas de los imponentes árboles gigantes de
este piso tocaban la base del noveno piso, así que no saldría del bosque incluso si ascendía
otros cincuenta metros. En otras palabras, este era uno de los pocos pisos donde era posible
tocar la base del siguiente piso directamente si se esforzaban en trepar árboles, pero, por
supuesto, cavar un hoyo superaba todo método.
Pasando un tronco que parecía tener un diámetro de diez metros mientras volaba, Asuna
le pidió a Yui que se trasladara de su hombro a su pecho.
—¿En qué dirección está Kirito-kun?
—Llegará a la circunferencia exterior pronto. ¡No seré capaz de detectarlo si la distancia
aumenta un poco más!
—¡Entendido! Él es muy rápido, cielos.
Acercando sus brazos a su cuerpo, aceleró con todo lo que tenía. Ella se familiarizó con el
sistema de vuelo exclusivo de ALO de inmediato y también dejó de utilizar el controlador
auxiliar en dos, tres días, pero aún no rivalizaba con Kirito y Leafa al volar si se ponían serios.
Dependiendo de la luz emitida de los faroles de los puentes suspendidos establecidos de
tronco a tronco, voló mientras evadía obstáculos por un pelo.
Eventualmente, una luz azul apareció al frente. La luz de la luna, ella alcanzaría la
circunferencia exterior muy pronto. Kirito probablemente ya estaba afuera del castillo
flotante. En el instante en que lo pensó, Yui gritó otra vez.
—¡Papa está ascendiendo paralelamente la pared exterior externa de Aincrad!
—Eh…
Asuna abrió completamente sus ojos de manera gentil. Kirito mencionó que “tenía algo
que hacer”, así que ella imaginó que estaba dirigiéndose hacia Yggdrasil City en el Árbol del
Mundo para desconectarse. Sin embargo, ahora que lo pensaba, las posadas de los variados
pueblos del octavo piso bastarían para una desconexión de emergencia e incluso si iba a
Yggdrasil City, podía transferirse allá directamente con el portal de transferencia del primer
piso, la Ciudad Inicial.
En otras palabras, el objetivo de Kirito estaba en alguna parte de los pisos superiores de
ALO… no, de Aincrad.
Sin embargo, este octavo piso era la línea del frente de Aincrad en el día actual, 22 de
junio. Las circunferencias exteriores del noveno piso en adelante estaban completamente
selladas, imposibilitando que los invadieran por afuera. En el pasado, Asuna acompañó a Kirito,
Lisbeth y los demás en un intento de volar hacia el «Palacio Rubí» que debía estar en el
centésimo piso, pero llegaron a la altitud máxima de vuelo en el quincuagésimo piso y su paseo
fue limitado a la pared de acero que se extendía infinitamente.
Kirito también debía estar consciente de que no podía entrar a los pisos superiores. ¿A
dónde exactamente planeaba ir a pesar de eso…?
Mientras pensaba en eso, Asuna salió a los cielos ilimitados desde la abertura del sur del
octavo piso.
La vista que la recibió si levantaba la mirada era la de una luna llena que yacía en medio
del cielo. Iluminando la pared exterior del sellado castillo flotante de blanco azulado. Una
pequeña silueta ascendía por el borde de aquella pared. Como si estuviera tratando de llegar a
la zona del quincuagésimo piso tan rápido como podía. Sintiendo una especie de tensión por el
vuelo recto, Asuna dudó por un momento sobre si realmente debía seguirla.
—Kirito-kun…
Que lo llamara de una manera no deliberada coincidió con el murmullo “Papa…” de Yui,
con su rostro asomado en el collarín de su túnica corta. Asuna se decidió en el instante en que
escuchó esa voz frágil. Doblando sus piernas, pateó el aire con toda su fuerza. Estirando su
cuerpo, aceleró hacia arriba como una flecha azul.
La distancia hasta Kirito era equivalente a siete de los pisos de Aincrad —en otras
palabras, setecientos metros. En el antiguo SAO, siete pisos arriba era prácticamente otro
mundo, pero eso también era en el pasado. Asuna poseía estas cuatro alas ahora,
resplandeciendo de azul claro.
Mientras volaba desesperadamente tras su amado, Asuna tuvo una premonición. Aún no
sabía hacia dónde se dirigía Kirito, pero estaba segura de que allí yacía la respuesta necesaria
para resolver el misterio del «fenómeno de separación». Él probablemente ideó una hipótesis
basándose en la conversación con Yui y, ahora, estaba tratando de probarla.
Rasgando la atmósfera virtual mientras surcaba por los cielos por arriba, Kirito no intentó
reducir su velocidad incluso después de pasar por el vigésimo piso. No se detuvo incluso donde
el «hogar del bosque» de la pareja supuestamente les esperaba, el vigesimosegundo piso;
pasó por donde el gigantesco gremio, el «Ejército de Liberación de Aincrad» fue devastado, el
vigesimoquinto piso. A dónde se dirigía exactamente… en el momento después de que ella
pensó esto, la sombra negra decidió voltear en una curva cerrada. Todo su cuerpo se zambulló
hacia la imponente pared exterior de acero a su lado.
—¡Ah…!
Un grito tartamudo se filtró de ella, esperando una colisión, pero Kirito desplegó sus alas
ante la pared y frenó estrechamente. No colisionó con ella con fuerza suficiente para reducir
su medidor de HP, pero el impacto que sus manos generaron en la pared llegó hasta Asuna
quien estaba muy por debajo.
Ese lugar era… el vigesimoséptimo piso.
Si no estaba equivocada, la ciudad principal se llamaba «Ronbaru». Escarpadas montañas
rocosas cubrían todo el piso, con el pueblo y el Dungeon excavados en ellas. Podía obtenerse
abundantes ítems minerales, así que era un piso popular entre los jugadores de la clase
artesana en SAO, pero apenas impresionaba a Asuna. El monstruo jefe de la categoría
Elemental metálico montó una cantidad razonable de resistencia, pero ella recordó que se
alojó en el piso por unos meros días.
Esas circunstancias no debían ser distintas para Kirito, quien también fue parte del grupo
de despeje. ¿Por qué vino al vigesimoséptimo piso a pesar de eso?
La silueta negra mantuvo sus manos presionadas sobre la pared exterior de acero sin
moverse ante Asuna, observando con todo su corazón. Como si pensara que la pared podría
abrirse realmente si oraba lo suficiente.
Sin embargo, naturalmente, no tuvo efecto en la pared inmortal. Asuna redujo su
velocidad casi en el momento en que llegó al vigesimosexto piso, llegando detrás de Kirito a
una velocidad relativa a confiarle su cuerpo al impulso hacia arriba al final.
Ella no gritó. Yui, en su pecho, también guardó silencio. Los monstruos voladores también
aparecían raramente a estas alturas, así que todo lo que existía alrededor del trío era la luz de
la luna que se vertía incesantemente, el viento nocturno que soplaba y, por último, el castillo
flotante de acero.
Poco después, las manos de Kirito dejaron la pared exterior del vigesimoséptimo piso.
Bajando sus manos tranquilamente, sus alas giraron con la vibración más mínima.
—Asuna. Yui.
Una sonrisa fugaz apareció mientras decía los nombres del par. Ella casi nunca avistó esa
expresión durante toda su relación de más de dos años y ocho meses.
—Kirito-kun…
Susurrándole, Asuna cerró la distancia meramente un poco. Sin embargo, dudó en
acercarse más. Había mucho que quería preguntar, pero no sabía por dónde empezar.
Apartando su vista de Asuna, flotando en medio del aire, Kirito observó sus alrededores y
señaló abajo hacia la derecha.
—Hablemos por allí.
Tras echar un vistazo, había algo como un puente que sobresalía de la pared exterior del
castillo flotante. Su longitud sola era de casi tres metros, pero bastaba como un reemplazo
para una banca. Asintiendo, Asuna se trasladó con Kirito y se sentó lentamente en la barra de
acero.
Sentándose a su lado por la derecha, Kirito levantó su mano derecha y acarició
gentilmente la cabeza de Yui con las puntas de sus dedos mientras ella solo asomaba su rostro
por el collarín de Asuna. Mientras exhibía una sonrisa delicada como si contuviera una clase de
dolor en su corazón, comenzó a hablar con un tono tranquilo.
—Lo siento, Yui. Asuna también… te preocupé, ¿cierto?
Como sustituto de una respuesta, Yui salió de las ropas de Asuna y se sentó secamente en
el hombro derecho de Kirito. Sus redondos ojos negros se desplazaron hacia Asuna. Continúa,
Mama; parecieron incitarla.
Asintiendo en respuesta, Asuna se decidió y preguntó.
—Kirito-kun… ¿había… algo aquí, en el vigesimoséptimo piso?
Su boca se cerró por un momento, pero reiteró una última mitad después de pensarlo un
poco.
—¿Algo, ocurrió… hace tiempo, en el vigesimoséptimo piso…?
En ese momento—
Sus propias palabras formaron una llave que abrió una puerta en sus recuerdos y Asuna
abrió completamente sus ojos.
Algo sí ocurrió. En este piso, Asuna había escuchado una vez esa historia de los labios de
Kirito. No había mencionado el número del piso específico, pero era tan claro ahora. Este piso
definitivamente fue… la chispa que provocó que Kirito rechazara los gremios y parties,
continuando su lucha como el único jugador solitario del grupo de despeje, ese incidente es…
—Sí… eso es.
Adivinando probablemente los pensamientos internos de Asuna por su expresión, Kirito lo
reconoció vagamente y habló.
—Fue en el Dungeon de este vigesimoséptimo piso donde… el gremio al que entré por
primera vez, los «Gatos Negros de la Luna Llena», fue aniquilado completamente…
Kirito le había contado a Asuna sobre la tragedia de los Gatos Negros, que siempre había
albergado en su corazón, dos días antes de que se casaran en frente de su casa en el bosque.
En otras palabras, fue el 22 de octubre, 2024.
Ellos conocieron a Yui por primera vez en el bosque del vigesimosegundo piso una semana
entera después de eso, pero incluso ella sabía al menos un resumen de ese incidente ahora.
Kirito no habló sobre el pasado a largo plazo otra vez y comenzó una historia del presente con
una voz suave.
—Hoy, cuando me enteré de que las emociones fuertes de los jugadores podían grabarse
en el servidor de SAO depositándolas en el entorno o en ítems por Yui… Pensé esto. Que los
sentimientos de todos los Gatos Negros aún permanecerían en ese caso… ese miedo y
desesperación del instante en que fueron asesinados por los Elementals minerales y Dwarves
oscuros en la habitación secreta del Dungeon del vigesimoséptimo piso…
«¡¡—!!»
Esa visión que invadió a Asuna durante la batalla contra Wadjet revivió distintivamente en
su mente en el momento en que escuchó esas palabras.
Ese diseño, similar a bloques apilados de piedra arenisca y la enorme cantidad de
Elementals y Dwarves que cubrían esa habitación estrecha eran inequívocamente del Dungeon
de vigesimoséptimo piso del antiguo Aincrad. Era la misma escena que Kirito describió,
¿cierto?
—Kirito-kun.
Asuna forzó esa voz débil por medio de su garganta de alguna manera. Le explicó de
alguna manera ese fenómeno descriptible a Kirito quien levantó su rostro abatido. La escena
que vio durante la batalla del jefe, de la aniquilación de los Gatos Negros de la Luna Llena con
la habitación secreta como escenario, y esa escena que vio desde su alcoba anoche después de
desconectarse, de las calles nocturnas. El fluido cauce murmurante y las luces de las calles
rodeadas por la neblina nocturna…
—……
También sorprendió a Kirito aparentemente como lo esperaba, dejándolo sin palabras por
varios segundos, pero él asintió lentamente al poco tiempo.
—Dudo que sea una equivocación. Esas calles nocturnas son… probablemente los
recuerdos de la única jugadora de los Gatos Negros… Así que eso significa que… esa chica fue
la que provocó el «fenómeno de separación» en Asuna…
Él detuvo sus palabras temporalmente, continuando con una voz más silenciosa que
antes.
—Me pregunto si Sachi está, llamándome… Pero ¿por qué, no a mí… sino a Asuna…?
La que contestó sus murmullos confundidos, que parecían estar parcialmente dirigidos a
sí mismo, fue Yui, quien permaneció en silencio observándolos hasta ahora.
—Eso sería… porque Papa está utilizando un avatar diferente de su tiempo en SAO en este
momento… creo.
—¡………!
La parte superior del cuerpo de Kirito saltó en ese momento y él miró sus manos,
cubiertas por guantes de cuero negro. Asuna sabía que las formas de esas palmas y dedos eran
diferentes en la más mínima expresión de cuando estaba en SAO.
Para empezar una vida de juego normal en ALfheim Online, sin tratarlo como un juego de
la muerte, Lisbeth, Silica, Klein, Agil, los muchos otros supervivientes y, obviamente, Asuna
transfirieron sus avatares y los datos de sus cuentas de sus días de SAO a ALO sin cambiar casi
nada. Sin embargo, Kirito fue el único en empezar de nuevo con un Spriggan que tenía una
apariencia un tanto traviesa para rescatar a Asuna de esa jaula y continuó con eso.
Si Kirito hubiera revivido su viejo avatar, los sentimientos de aquella chica conocida como
Sachi, que debían de estar almacenados en alguna parte del vigesimoséptimo piso de nuevo
Aincrad, probablemente habrían llamado a Kirito en vez de a Asuna. En ese caso, ella supuso
que Kirito habría sido el que tuviera el «fenómeno de separación».
Pero, en lugar de Kirito, ¿por qué Sachi eligió a Asuna, no, por qué Sachi pudo elegir a
Asuna?
La chica debió haber estado fallecida por más de un año antes de que Asuna se casara con
Kirito. En aquellos días, Asuna se concentraba en nada más que fortalecer a su gremio y
completar los pisos, como la sublíder del gremio recientemente formado, los «Caballeros de la
Sangre». Apenas intercambiaba miradas con Kirito en las reuniones de estrategias o las
batallas de jefe y no sabía nada sobre su unión a los «Gatos Negros de la Luna Llena» o que el
gremio fue totalmente aniquilado aparte de él, el único sobreviviente. Para invertirlo, Sachi de
los Gatos Negros tampoco debía saber nada de Asuna, ni siquiera su nombre.
La que contestó sus dudas también fue Yui esta vez.
—El avatar que Mama está utilizando actualmente… hablando técnicamente, aún está en
un estado de casado con el antiguo avatar de Papa. No se muestra en tu status ya que ALO no
tiene un sistema de matrimonio en este momento, pero… los datos de tu personaje aún están
conectado al antiguo Papa.
—Es… ¡¿Es verdad?!
La situación actual ya debió haberla acostumbrado, pero la sorpresa provocó que Asuna
terminara gritando.
Kirito también abrió sus ojos completamente, pero murmuró “Ya veo…” después de un
momento.
—Yo también estuve allí… cuando Sachi murió. Las emociones de Sachi al borde de la
muerte debieron haberse guardado, haberse conectado a mi antiguo avatar, en vez de ese
lugar en el Dungeon del vigesimoséptimo piso. Pero terminé cambiando mi avatar… por eso,
las señales enviadas por las emociones de Sachi se dirigieron hacia Asuna que aún estaba
conectada a mi antiguo yo… debe ser algo así…
Asuna pudo entenderlo de alguna manera hasta ese punto. Sin embargo, aún tenía una
pregunta sin responder.
—Pero ¿por qué sería «ahora»…?
Desplazando su vista hacia la pared exterior del imponente castillo flotante a su izquierda,
continuó.
—El fenómeno de separación ocurrió por primera vez más de tres semanas después de
que me sumergí en ALO por primera vez. Además, la frecuencia ha estado aumentando
últimamente. La incorporación de recuerdos, que nunca ocurrió antes, también empezó a
suceder…
—Eso es…
Kirito dijo una sola palabra y abrió una ventana repentinamente. Observó el indicador de
la hora por un momento, pero inhaló un profundo respiro y mencionó con una voz levemente
tensa.
—Sachi murió el 22 de junio del 2023… hoy, hace dos años. La hora fue… 5:45PM. En
otros, tres minutos…
—¡¡……!!
Asuna engulló su aliento instintivamente. Yui, sentada sobre el hombro de Kirito, también
abrió completamente sus ojos negros.
Removiendo la ventana y mirando el cielo nocturno que estaba completamente repleto
de estrellas resplandecientes sin que nadie lo notara, Kirito comenzó a hablar suavemente.
—Yo… había presenciado la muerte de muchos jugadores en SAO. Algunos a los que
incluso mi espada les arrebató la vida. Por eso… planeé dejar de considerar las muertes de los
Gatos Negros y Sachi un caso único. Cuando estaba en el antiguo Aincrad, traté de que un
árbol creciera en el hogar posada de los Gatos Negros como reemplazo para una tumba y lo
visité de vez en cuando, pero… ahora que no puedo subir al onceavo piso donde se encontraba
esa posada ni al vigesimoséptimo piso donde todos murieron… pensé en terminarlo así… Pero
después de escuchar las palabras de Yui… me percaté de que la causa de tu fenómeno de
separación tal vez eran las emociones de Sachi, guardadas en el servidor, y solo pude pensar
en confirmarlo sin importar el costo, Asuna…
Colocando sus brazos sobre su regazo, él apretó firmemente sus puños. Con su cabeza
profundamente inclinada, articuló la continuación con una voz sofocada.
—Si las emociones de Sachi en ese momento… su miedo, su desesperación y su tristeza
fueron guardadas en el servidor y están tratando de que alguien las conozca ahora… sería mi
deber como el único sobreviviente. Pero cambié mi avatar y corté los lazos con el pasado… es
mi culpa que las emociones de Sachi perdieran su rumbo y… se dirigieran hacia Asuna…
—Kirito-kun.
Asuna sacudió su cabeza sin fin mientras decía el nombre de su ser amado. Había tanto
que quería decirle que sus palabras no saldrían. Fue entonces que incluso respirar empezó a
doler por la irritación abrumadora.
—¡Estás equivocado, Papa!
La que gritó decididamente fue Yui. Volando desde el hombro de Kirito, ella se desplazó
ante su rostro y habló encarecidamente sujetando firmemente sus manos pequeñas.
—El Cardinal System solo registra emociones especiales de las que no puede descifrar
patrones. Tal vez no sea bueno decirlo de esta manera, pero el miedo y la desesperación que
los jugadores poseían en su lecho de muerte en SAO no son nada especial. Los datos puros de
la desesperación dejarían de ser percibidos por las operaciones del sistema tras meramente
dos semanas. Por esa razón, si Sachi-san hubiera dejado alguna clase de emoción en el
servidor… ¡¡no debió haber sido desesperación ni miedo!!
Kirito levantó su rostro un poco ante los gritos frenéticos de Yui y murmuró con una voz
ronca.
—………………Entonces……… la emoción, que Sachi dejó………….
Asuna no pudo escuchar esas palabras hasta el final.
22 de junio, 5:45:13PM.
El «fenómeno de separación» más grande hasta ahora aconteció.
La dureza de la barra de metal sobre la que ella se sentó, la frialdad del aire que soplaba a
grandes alturas, la textura de su equipo de tela adecuada para magos, todo eso se fue a alguna
parte lejana. Una abrumadora sensación de flotación envolvió todo su cuerpo y el peso de su
cuerpo virtual se desvaneció.
Y la consciencia de Asuna abandonó completamente su avatar al final. Una luz blanca
cubrió la gigantesca forma del castillo flotante totalmente negro y los cielos se cubrieron
completamente de estrellas.
Su alma fue absorbida al corredor de luz, guiada a otra parte…
Ella estaba de pie en una habitación desconocida cuando recobró su consciencia.
No era extremadamente espaciosa. Una cama simple y un escritorio de madera eran sus
únicos muebles. Calles que se asemejaban a las aldeas rurales europeas podían apreciarse a
través de la única ventana presente. Una cubierta de piedra y hierro se extendían en el lugar
de los cielos. Este no era el mundo real… era una calle en alguna parte de Aincrad. El techo y
las paredes de cada casa parecían familiares. Esta probablemente era la ciudad principal del
onceavo o doceavo piso. Un piso que aún debió haber salido en la actualidad.
Era de noche, pero la iluminación del único farol de la pared lo atenuaba. Probablemente
no era una casa de jugador, sino una posada. Asuna rodeó la cama, se acercó a la puerta y giró
la perilla, pero su mano la traspasó sin ser capaz de sujetarla. Tras echarle un vistazo a su
cuerpo, ya no era una maga Undine para su sorpresa. Un corpiño para caballeros basado en el
blanco y rojo. Guantes largos y botas largas de los mismos colores. No había un estoque en su
cintura, pero este era inequívocamente su traje de sus días en el gremio Caballeros de la
Sangre. Sin embargo, todo su cuerpo era traslúcido como un fantasma.
Qué está pasando; ocurrió cuando levantó su rostro con ese pensamiento.
El espacio sobre la cama fluctuó y apareció una sombra difusa.
Una jugadora con un cuerpo esbelto. Dándole su espalda a Asuna, estaba sentada sobre
las sábanas blancas. Portaba una túnica azul clara y una minifalda. Sin ninguna armadura. El
cabello, bien cortado levemente por encima de sus hombros, era negro con un matiz leve de
azul. Ella podía decir que la chica era de la misma generación solamente por la vista trasera.
La chica parecía estar meciendo la parte superior de su cuerpo a ambos lados. En el
instante en que pensó que la chica probablemente estaba cantando, una voz apacible cantante
llegó a sus oídos. Una famosa canción de Navidad. Siguió cantando con amor, lenta y
gentilmente, frase por frase.
Múltiples cuentas de luz comenzaron a danzar en la visión de Asuna mientras escuchaba.
Lágrimas se habían acumulado en sus ojos sin que se diera cuenta. Las fuertes emociones
empuñaron su pecho. Las emociones de la chica fluyeron con la melodía como su médium. Ni
una sola pizca de miedo o desesperación yacía allí. Llenas de calidez, como broncearse bajo de
la luz de sol en un día de primavera, esos sentimientos no eran nada más que puros…
Una lágrima se derramó del ojo derecho de Asuna y cayó mientras la canción terminaba.
La chica se puso de pie y volteó silenciosamente, luego encaró a Asuna con la cama entre
ellas.
La luz que resplandecía en sus ojos evitó que tuviera una buena vista de su rostro. De
alguna manera, logró avistar que esos labios que mostraban una sonrisa modesta se movieron
gentilmente.
Escuchó una voz.
Dile de mi parte.
Que fui feliz.
La luz completamente blanca envolvió a Asuna una vez más. La chica, la habitación, las
calles, todo se alejó.
Confiando su cuerpo a la sensación de flotación, Asuna comprendió. Que esta sería la
última «separación».
Lentamente, sus párpados se levantaron.
Una cantidad ilimitada de estrellas que brillaban en el cielo tiñeron levemente de índigo
azulino. Al castillo de acero que se imponía sobre todo lo demás y una gran luna llena visible
en su borde.
Ella desplazó su vista un poco y allí, estaban Kirito y Yui, viéndola con rostros
preocupados. La mano derecha de Kirito estaba apoyando el cuerpo de Asuna.
—Gracias, ya estoy bien.
Susurrando, echó un vistazo a su atuendo mientras levantaba su cuerpo, pero, por
supuesto, había regresado a la túnica azul corta original.
—Asuna………
Escuchando una preocupada voz inquisitiva, le echó otro vistazo a Kirito. Se sintió un poco
perdida con respecto a por dónde o cómo debía empezar su explicación, pero se dio cuenta
inmediatamente. Lo que debía decirle ya estaba en su corazón.
—Sachi-san estaba sonriendo.
Asuna dijo eso y Kirito abrió sus ojos completamente.
Viendo directamente esos ojos negros, que reflejaban cada vez más la luz de la infinidad
de estrellas, poco a poco, Asuna entregó las palabras que se le confiaron con todo su corazón.
Ella cantó esa canción de Navidad, como Sachi.